Tuesday, August 31, 2010

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You ask for a poem.
I offer you a blade of grass.
You say it is not good enough.
You ask for a poem.

I say this blade of grass will do.
It has dressed itself in frost,
It is more immediate
Than any image of my making.

You say it is not a poem,
It is a blade of grass and grass


Is not quite good enough.
I offer you a blade of grass.

You are indignant.
You say it is too easy to offer grass.
It is absurd.
Anyone can offer a blade of grass.

You ask for a poem.
And so I write you a tragedy about
How a blade of grass
Becomes more and more difficult to offer,

And about how as you grow older
A blade of grass
Becomes more difficult to accept.

Brian Patten

Monday, August 30, 2010

Sunday, August 29, 2010

over



thanks for trying*

Thursday, August 26, 2010

Wednesday, August 25, 2010





by Philip Rogan

Monday, August 23, 2010

océano mar




Deja la pluma, dobla la hoja, la mete en un sobre. Se levanta, coge de su baúl una caja de caoba, levanta la tapa, deja caer la carta en su interior, abierta y sin señas. En la caja hay centenares de sobres iguales. Abiertos y sin señas.

Bartleboom tiene treinta y ocho años. Él cree que en alguna parte, por el mundo, encontrará algún día a una mujer que, desde siempre, es su mujer. De vez en cuando lamenta que el destino se obstine en hacerle esperar con obstinación tan descortés, pero con el tiempo ha aprendido a pensar en el asunto con gran serenidad. Casi cada día, desde hace ya años, toma la pluma y le escribe. No tiene nombre y no tiene señas para poner en los sobres pero tiene una vida que contar. Y ¿a quién sino a ella? Él cree que cuando se encuentren será hermoso depositar en su regazo una caja de caoba repleta de cartas y decirle

-Te esperaba.

Ella abrirá la caja y lentamente, cuando quiera, leerá las cartas una a una y retrocediendo por un kilométrico hilo de tinta azul recobrará los años -los días, los instantes- que ese hombre, incluso antes de conocerla, ya le había regalado. O tal vez, más sencillamente, volcará la caja y atónita ante aquella divertida nevada de cartas, sonreirá diciéndole a ese hombre

-Tú estás loco.

Y lo amará para siempre.

"Océano Mar", de Alessandro Baricco